PIDO LA PALABRA

TRADICIONES  PERDIDAS:

LOS  DESAFÍOS  LLENABAN  LOS  FRONTONES

Francisco Javier Sáinz "El Secre"

Me fastidia hablar de estas cosas porque quieras que no, reflejan el tiempo gastado, el paso de la vida y la pertinente nostalgia. Tampoco me seduce olvidar todo aquello que me hizo gozar, que fue el disfrute de muchos, porque muchos éramos entonces los adictos al frontón. Argumentan algunos, que la escasez de oferta deportiva, era determinante para encontrar en el frontón el refugio deseado. No les voy a quitar la razón, pero es preciso reconocer que el encanto seductor de algunos pasajes perdura en nuestra memoria, porque dejo en nuestras mentes una huella indeleble.

“Donde quieras y como quieras”, era la contestación común del desafiado, si confiaba en sus posibilidades. Casi siempre se ponía en juego alguna cantidad de dinero, incluso comidas, cenas y meriendas, en tal caso especificando la calidad y el precio del menú concertado.

Destacaban las chuletas asadas entre las propuestas culinarias, seguramente porque eran y siguen siendo un manjar exquisito para la mayoría de los mortales.

Otros ponían condiciones, tratando de arrimar el ascua a su sardina: “de acuerdo, pero saco siempre yo”. Está claro que antes de dar conformidad, se proponían otras formulas menos drásticas y no tan severas.

Te juego con la zurda, pero saco con la derecha, decía una de las partes, temiendo no llegar a la raya del cuatro con la zurda, o tratando de aprovechar la devolución mansa del adversario.

No fueron pocos los desafíos que tenían cierto tono cómico, aunque considerando lo puesto en juego como elemento disuasorio de bromas, si excedía de las posibilidades de las partes.

Hubo un desafío, lo recuerdo bien, porque incluso fui protagonista, que no daba la impresión de ser tan dañino, pero que llego a causar auténticos disgustos al afectado. Trataré de explicarlo de forma resumida y sencilla. Era uno contra uno, y el considerado más capacitado de los dos, tenía obligatoriamente que dar primero en frontis y luego en pared izquierda. Era tan complicado que mucha diferencia de calidad era necesaria para ganar el sometido a golpear las dos paredes antes indicadas.

El tema de los desafíos alcanzó en el País Vasco, especialmente en Guipuzkoa, tal apogeo, que llegaron a poner en juego cifras desorbitadas. El Bar Cantábrico de Tolosa, creo recordar, fue durante muchos años templo sagrado de apuestas y desafíos. Termino esta práctica cuando la Administración vasca decidió intervenir, prohibiendo de esta forma una costumbre muy arraigada, pero perjudicial para la Hacienda Pública.

El tema de los desafíos daría para mucho mas, por mi parte, solo me comprometo a seguir contando anécdotas, que aun siguen vivas en la cultura de los pueblos, aunque todo hay que decirlo, adornadas con la fantasía pertinente.

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